Que mejor manera para continuar la investigación de los productos hablando del alimento con el que empezamos nuestra vida.
Los humanos somos mamíferos, lo que quiere decir que somos animales con mamas, esto significa que el primer alimento que todo mamífero prueba es la leche. La leche es el mejor alimento para el que empieza a comer, una esencia fácil tragar que la madre destila de su propia dieta la cual es mucho mas variable y arriesgada.
Desde que nuestros antepasados empezaron a consumir leche adoptaron a la vaca, la cabra y la oveja como sus animales más preciados para la cría, pues estos trasformaban la hierba y la paja en cubos y cubos de alimento humano, y su leche resulto ser un fluido elemental con muchas posibilidades con muy pocos procesos. Pues de esta nacen: la nata, la crema, la mantequilla el yogur y una multitud de alimentos sabrosos elaborados por microbios amistosos. Por esto y por muchas cosas mas no es sorprendente que la leche cautivara la imaginación de muchas culturas. Los antiguos indoeuropeos eran ganaderos que salieron del Cáucaso a colonizar varias zonas de Eurasia. Apoderándose de todo el territorio europeo, es verdad que desde hace demasiados siglos el mediterráneo y el oriente medio utilizaban mucho mas el aceite de oliva que la mantequilla, pero aun así la leche y el queso figuraban en el antiguo testamento como símbolos de abundancia y creación.
Citas bíblicas:
· he bajado para liberar a mi pueblo de las manos de los egipcios y subirlo de esa tierra a una tierra fértil y espaciosa, una tierra que mana leche y miel.
Dios a moisés (éxodo 3:8)
· ¿no me exprimiste como a leche, no me cuajaste como al queso?
Job a Dios (Job 10:10)
La imaginación moderna tiene una visión muy diferente de la leche. La producción en masa trasformo a la leche y su derivado, que pasaron de ser recursos preciosos y maravillosos a productos vulgares, y la ciencia médica los estigmatizo por su contenido de grasa. Afortunadamente, esta surgiendo una visión mas equilibrada de la grasa en la dieta y las versiones tradicionales de los alimentos lácteos han sobrevivido. Todavía es posible saborear los notables productos que milenios de ingenios humano han extraído de la leche.
Un buen vaso de leche o un helado puede ser el boceto de la inocencia de la juventud, de energías y posibilidades, mientras que un buen bocado de queso es una rica meditación sobre la madurez, el cumplimiento de las posibilidades.